Argentina: Las Mentiras de La Historia Oficial

Posted by LA CHISPA on 19:45


La Chispa, Boletín Internacional Nº 33

CIT en Argentina.



Cuando estalló la crisis económica en los EEUU, la presidente Argentina, Cristina Fernández, le puso un nombre: “Efecto Jazz”, y desde entonces ha insistido en que tal crisis no nos afecta. Las declaraciones del entonces presidente Bush, de los “sabios y entendidos” en economía, analistas y periodistas repetidores, todos, absolutamente todos tuvieron que aceptar que algo muy serio estaba pasando ya que el crecimiento económico de los EEUU se había estancado; la palabra RECESION les perforaba el cerebro, y encima los más grandes bancos, uno tras otro iban entrando en crisis.


Quiebras bancarias y trabajadores bancarios a la calle. En agosto del 2007 se produjo la quiebra del American Home Mortagage, uno de los 10 más grandes bancos hipotecarios de los EEUU. Todo su personal fue despedido. Se desencadenó la locura. Entre los años 2008 y 2009 quebraron 140 bancos en los EEUU.


El presidente Bush y su gobierno, defensores fanáticos “del mercado”, (o sea que el estado no se mete en la suerte o el fracaso de las empresas, que tienen que competir libremente) salieron corriendo en busca de ayuda estatal a los bancos para frenar la crisis. El Senado de los EEUU votó una ayuda de 700.000 millones de dólares, provenientes de la Reserva Federal ( e l B a n c o Central), o sea dinero perteneciente a todos los contribuyentes del país, para ayudar a los Bancos. Era la mayor intervención económica del estado en toda la historia del país. El poder económico encarnado en los dueños de los grandes bancos, dio la orden a sus subalternos del gobierno de garantizar la ayuda que fuera necesaria. Bush y los sirvientes, tanto republicanos como demócratas, cumplieron la orden y votaron la monumental ayuda.


Entre tanto, en medio del pánico, empezaron a tejerse las “explicaciones” de la crisis. Comenzaron por sostener que el problema era solo bancario. A los banqueros se les había ido la mano en su afán de hacer negocios y habían prestado dinero en forma irresponsable a personas que no tenían solvencia para pagar sus hipotecas. Y encima habían vendido parte de este negocio a bancos de otros países, con lo cual la “peste” de esas hipotecas apuradas se esparció por el mundo.


Entonces, los bancos que se iban “infectando” y entraban en crisis, exigieron a sus gobiernos similar remedio que el aplicado en EEUU. Y los gobiernos impulsaron sin chistar la receta yanqui: salir a pedir plata a los bancos no “infectados”, echar mano a los dineros públicos, al FMI y a quien pudiera prestar plata para salvar a los BANCOS, el centro neurálgico del sistema imperialista.


Las grandes empresas de la industria automotriz (que no habían manejado hipotecas), ante la evidencia de la recesión también salieron a pedir socorro al estado, con la amenaza de despido de miles de trabajadores.

Y el gobierno “fanático del mercado” les garantizó la gigantesca ayuda que pedían, siempre con el dinero de todos los norteamericanos.